Cuando era niño, los útiles del oficio correteaban frente
a mis ojos como pequeños seres escurridizos. Pero yo era más astuto y aprendí a
relacionarme con ellos de tu a tú. Descubrí que formaban parte de un código,
encriptado en mi edad parva. Encuadernar es eso, descubrir otro mundo, viajar,
conversar, preguntar, interaccionar, investigar para salir de la caverna….eso
si de la mano de un maestro inolvidable para mi, que me hizo inclinarme hacia esta profesión, para convertirse en una forma de vida.
Desde aqui celebro y a agradezco su
acompañamiento durante todos estos años, que me permiten estar
aquí, llegar a donde he llegado, y por supuesto
gracias por haberme hecho enamorarme de este oficio y este arte, por
continuar brindándonos su amor y apoyo, por permitirnos llegar a cada
meta y otorgarnos las oportunidades para ser alguien en
la vida.
Me ha transmitido su dedicación a la enseñanza, su sentimiento, su cariño al mundo de la Encuadernación.
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